“La seguridad hace parte de la esencia de los seres humanos, de las familias y de la sociedad por qué es algo que tiene que ver con la vida misma. Y la sensación más directa de seguridad que uno puede percibir es la confianza en las personas con las que uno convive, que se puede confiar en el país y en sus gobernantes, que se puede confiar en los vecinos, en la familia, esa es la sensación de seguridad más profunda. Colombia es un país que ha sufrido el fenómeno de la violencia y creo que muchos de nosotros no hemos conocido una forma distinta de vida. El hecho de que colombianos y colombianas pongan como prioridad el tema de la seguridad es un asunto absolutamente razonable, real y es una prioridad. Pero a veces olvidamos la palabra que la acompaña: la convivencia.
No hay duda de que necesitamos unas Fuerzas Armadas modernas, fuertes e inteligentes. El Estado tiene el deber de ejercer el uso legítimo de la fuerza, regulado por el ordenamiento jurídico, frente a las actividades de las organizaciones criminales de todo tipo, que constituyen una amenaza para la ciudadanía y que apuntan a destruir la confianza para que prevalezcan sus intereses por encima de los de la sociedad. En ese punto no podemos retroceder ni un milímetro en las condiciones que hemos logrado alrededor de la seguridad. Es una convicción que tenemos como ciudadanos y ciudadanas, como colombianos. Pero tenemos que reconocer lo que no hemos hecho y lo que no hemos construido.
Y lo que no hemos construido es esa profunda seguridad que tiene que ver con la convivencia que se construye a través del respeto por los derechos humanos y por las personas, a través de la generación de las oportunidades, de la participación y de la capacidad que tenemos los ciudadanos y las ciudadanas de construir la equidad. Y allí es cuando empezamos hablar de lo que significa el gasto social en relación a la seguridad y es una maravilla lo que sucede. Cuando un municipio logra tener un nuevo centro de salud, y también un sito donde se reúnan los adultos y las adultas mayores, construye un nuevo parque de recreación, y una estación de policía a la entrada del municipio, cuando hay un proceso de deportes para los niños y las niñas, y una nueva casa de la cultura y además el ejército hace unas rondas en determinadas horas, tenemos entonces una inversión social que genera seguridad porque hay ocupación del territorio por los habitantes de una manera positiva y proactiva que es la expresión de la convivencia.
Muy distinto es cuando tenemos un sitio habitado por seres humanos que han sido despojados de su propio territorio, de sus bienes y de su vida, como es el caso de la población en condición de desplazamiento, que ha sido forzada a dejar sus tierras. En ese caso podemos hablar de inseguridad en todo sentido: alimentaria, falta de techo para guarecerse, sin condiciones de salud, sintiéndose perseguido y sin saber quien puede ser su enemigo, esa es la inseguridad absoluta. En el caso de la población desplazada, además de las amenazas a la seguridad por parte de los grupos al margen de la ley están las amenazas del carácter social. En estos dos niveles tenemos que avanzar en la construcción de la seguridad basada en la confianza. Por eso la seguridad no reposa exclusivamente sobre los hombros de las Fuerzas Armadas sino que todas las herramientas del desarrollo deben ponerse al servicio de este propósito neurálgico.”
jueves, 4 de febrero de 2010
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