jueves, 11 de febrero de 2010

Tema de discusión 1: Corrupción

Colombia es un país que durante años se ha caracterizado por el mal uso del poder, donde los dirigentes se han preocupado en primer lugar por su propio beneficio, sacar provecho de los dineros del Estado, abusando de su posición política para obtener un beneficio particular por encima del interés colectivo.

La corrupción debe reconocerse como un problema mayor, mientras está esté presente en la vida política de el país se cerraran la puertas de la transformación social y la equidad.

Es hora de jugársela con el poder transformador de la decencia, tenemos la oportunidad de elegir líderes capaces, que se preocupen por el bien común, por las oportunidades y por devolverle la dignidad a la política. Lideres que luchen por vencer el círculo de la ilegalidad y la corrupción.

¿Qué crees tú que podemos hacer para que la decencia y la transparencia se conviertan en los principales parámetros a la hora de manejar los dineros públicos?

jueves, 4 de febrero de 2010

¿Cuál es la importancia de la responsabilidad social?

“Quienes hemos tenido oportunidades de educación, de salud, eventualmente de viajar al exterior, conocer otras culturas, tenemos que duplicar, triplicar la responsabilidades, porque lo que nos ha sido dado ha de ser retornado a la sociedad. En una sociedad con las desigualdades que tiene la nuestra, pero que me ha permitido estudiar, tener hijos felices, trabajar, tener una actuación de carácter político, que me ha permitido una actuación de carácter social, es una sociedad a la que yo le debo aportar para su construcción completa. Ahí se trata de asumir por libre elección de la conciencia, un compromiso que también está relacionado con la ética. Y al mirar ese tema desde un punto de vista más colectivo, en un país que ha sido inequitativo, donde las oportunidades han sido para unos y no para otros, quienes las hemos tenido, tenemos una doble responsabilidad sobre esa sociedad. Esa responsabilidad tiene que ver con la forma como empresarios, académicos o artistas; somos capaces de entregar nuestro conocimiento pero también nuestro comportamiento, es decir, como nos convertimos, en referentes de la forma de hacer las cosas. Al tener la posibilidad de estar en los medios de comunicación y de dirigirse a miles de personas, se es un líder de opinión que juega un papel político al estar influyendo sobre toda una sociedad y esa es también una gran responsabilidad.

Las instituciones de diferente naturaleza que tiene la sociedad también deben asumir ese mismo sentido de compromiso con el bienestar colectivo, que es un compromiso político más allá de lo meramente electoral y que se refiere al sentido que tenía para los griegos, de afectación sobre la vida de la polis, que hoy equivale a la ciudad y al país. La universidad en la formación y en la investigación no puede estar alejada de lo que significa la construcción social en nuestro país, de lo que significa el desarrollo, de lo que significa las oportunidades, de lo que significa la equidad o la inequidad. El empresario o la empresaria, no puede estar alejado de la sociedad en donde tiene asiento su empresa con sus ganancias o sus pérdidas. Y esto es algo que va más allá de hacer aportes económicos para cualquier causa. Se trata de cómo se moldea la sociedad y de la forma como se dan mensajes sobre lo que queremos ser y la manera como queremos vivir. El empresario, el artista, el científico tiene mucho que decir a la sociedad y si lo dicen de manera positiva, lo dicen de forma decente y desde la ética, se es capaz de ser ejemplo para los otros y de contribuir así a un proceso muy interesante de construcción.

Especialmente en el caso del empresario con la capacidad de planeación que tiene, con la capacidad de ser eficaz y eficiente en las cosas que hace y de ofrecer y obtener resultados y con el talento para movilizar recursos humanos, materiales, financieros y espirituales para el logro de un objetivo, las cosas que se pueden hacer son absolutamente maravillosas y sorprendentes.”

¿Hacia dónde se debe avanzar en materia de seguridad?

“La seguridad hace parte de la esencia de los seres humanos, de las familias y de la sociedad por qué es algo que tiene que ver con la vida misma. Y la sensación más directa de seguridad que uno puede percibir es la confianza en las personas con las que uno convive, que se puede confiar en el país y en sus gobernantes, que se puede confiar en los vecinos, en la familia, esa es la sensación de seguridad más profunda. Colombia es un país que ha sufrido el fenómeno de la violencia y creo que muchos de nosotros no hemos conocido una forma distinta de vida. El hecho de que colombianos y colombianas pongan como prioridad el tema de la seguridad es un asunto absolutamente razonable, real y es una prioridad. Pero a veces olvidamos la palabra que la acompaña: la convivencia.

No hay duda de que necesitamos unas Fuerzas Armadas modernas, fuertes e inteligentes. El Estado tiene el deber de ejercer el uso legítimo de la fuerza, regulado por el ordenamiento jurídico, frente a las actividades de las organizaciones criminales de todo tipo, que constituyen una amenaza para la ciudadanía y que apuntan a destruir la confianza para que prevalezcan sus intereses por encima de los de la sociedad. En ese punto no podemos retroceder ni un milímetro en las condiciones que hemos logrado alrededor de la seguridad. Es una convicción que tenemos como ciudadanos y ciudadanas, como colombianos. Pero tenemos que reconocer lo que no hemos hecho y lo que no hemos construido.

Y lo que no hemos construido es esa profunda seguridad que tiene que ver con la convivencia que se construye a través del respeto por los derechos humanos y por las personas, a través de la generación de las oportunidades, de la participación y de la capacidad que tenemos los ciudadanos y las ciudadanas de construir la equidad. Y allí es cuando empezamos hablar de lo que significa el gasto social en relación a la seguridad y es una maravilla lo que sucede. Cuando un municipio logra tener un nuevo centro de salud, y también un sito donde se reúnan los adultos y las adultas mayores, construye un nuevo parque de recreación, y una estación de policía a la entrada del municipio, cuando hay un proceso de deportes para los niños y las niñas, y una nueva casa de la cultura y además el ejército hace unas rondas en determinadas horas, tenemos entonces una inversión social que genera seguridad porque hay ocupación del territorio por los habitantes de una manera positiva y proactiva que es la expresión de la convivencia.

Muy distinto es cuando tenemos un sitio habitado por seres humanos que han sido despojados de su propio territorio, de sus bienes y de su vida, como es el caso de la población en condición de desplazamiento, que ha sido forzada a dejar sus tierras. En ese caso podemos hablar de inseguridad en todo sentido: alimentaria, falta de techo para guarecerse, sin condiciones de salud, sintiéndose perseguido y sin saber quien puede ser su enemigo, esa es la inseguridad absoluta. En el caso de la población desplazada, además de las amenazas a la seguridad por parte de los grupos al margen de la ley están las amenazas del carácter social. En estos dos niveles tenemos que avanzar en la construcción de la seguridad basada en la confianza. Por eso la seguridad no reposa exclusivamente sobre los hombros de las Fuerzas Armadas sino que todas las herramientas del desarrollo deben ponerse al servicio de este propósito neurálgico.”

¿Por qué se requiere una renovación de la política?

“Sergio Fajardo decía que él no era político, lo cual hoy lo hace sonreír. Después entendió que en la política es en donde se toman las decisiones más importantes y más profundas para nuestra existencia. La política, los políticos, las leyes, los planes de desarrollo y el trabajo de las instituciones, es lo que realmente genera las condiciones de nuestra existencia y la posibilidad de que esta sea productiva, equitativa y feliz.

Por eso es fundamental que cada vez haya más y mejores políticos. Hace unos años nadie quería participar en la política porque se asociaba a los vicios de toda la vida y muchas decisiones importantísimas para un municipio, un departamento o para el país mismo, eran tomadas por personas que no tenían los intereses de la comunidad como una prioridad, o estaban asociados a prácticas corruptas, desde favorecer intereses particulares o simple y llanamente a enriquecerse a costa de los recursos públicos.

Para romper ese círculo vicioso es necesario que más personas, de distintos orígenes, de diferentes ideologías, incluso que no hayan estado nunca en el mundo de la política, comiencen a meterse, a enriquecer los viejos y los nuevos partidos. Pero es fundamental que se parta de un común denominador que es un imperativo de país en el que nos debemos encontrar todos: la decencia que se expresa en el respeto por la institucionalidad y las normas que hacen posible la democracia, en considerar que los recursos públicos son sagrados y tener como punto de partida que los intereses de todos están por encima de los intereses de unos pocos. Eso significa que para cambiar la política, es necesario que haya cada vez más ciudadanos dispuestos a ser protagonistas de las decisiones y de la construcción.

La inminencia de las elecciones para Senado y Cámara en marzo y las de Presidente en mayo, nos ponen en primer lugar en la tarea de invitar a todos los ciudadanos a votar para respaldar y fortalecer nuestro sistema democrático, para decir con el voto, que respaldamos las instituciones y las normas que nos rigen, como primer principio para la convivencia. En segundo lugar, queremos invitar a que el voto sea un acto soberano de la conciencia de cada ciudadano y que derrotemos las prácticas de corrupción en las elecciones como la compra de votos. El voto debe ser un acto consciente de cada ciudadano y una decisión libre basada en el conocimiento de los candidatos y de sus propuestas.

Quienes van a ser presidente, senadores, representantes y luego en el 2011 quienes serán alcaldes, concejales, miembros de la JAL, son los hombres y mujeres, que van a tomar las decisiones que cambiaran nuestras vidas de manera positiva o no. La responsabilidad es inmensa y por eso el voto consciente es tomar en las propias manos la posibilidad de incidir en el rumbo que tome la sociedad en la que vivimos.

El planteamiento de la decencia, en mi caso particular que estoy entrando por primera vez a la política, parte de reconocer que no soy la dueña del saber ni del conocimiento, ni tengo la última palabra. Soy un ser humano que, igual a los demás, estoy en proceso de construcción. Quiero ser un vehículo para escuchar de manera respetuosa, entender, ordenar las ideas, las necesidades, los planteamientos, las expresiones de los ciudadanos y las ciudadanas para convertir eso en un plan, en una política, en una propuesta, en una ley. Creo que la mayor riqueza de Colombia somos los colombianos y las colombianas como ciudadanos participativos, inteligentes, capaces, motivados y con ideas. Quiero ser el vehículo de todos ellos para que avancemos en la construcción de este país. Hay que dejar de dar discursos y abandonar la retórica para invitar más bien a construir con todos sobre la base de un gran respeto por la dignidad de cada ciudadano. Este es un planteamiento innovador porque deja de ser representativo para convertirse realmente en participativo, que es una palabra que se dice de una forma muy fácil, que se puede expresar de una manera muy tranquila pero que su significado tiene unas profundidades mas allá de lo que cualquiera se pueda imaginar.

El otro aspecto de la decencia en la política es la lucha contra la corrupción que le cuesta al país billones de pesos de los recursos públicos que se quedan en las manos de unos cuantos pícaros en lugar de ir a atender las situaciones dolorosas de tantos colombianos. Se trata de los dineros que deben sostener los temas de seguridad y convivencia, la creación de oportunidades para la población más necesitada, la salud, la educación, las vías, la inversión social, la posibilidad de que tengamos mayor investigación, de que haya más universidades, de que el acceso a la educación superior sea para todos y todas. Yo creo que en eso la mayoría estamos de acuerdo y todas las fuerzas políticas podrían decir lo mismo. La gran diferencia es la forma como se hacen las cosas, ahí es donde está la gran diferencia, y cuando el planteamiento es hacerlo de forma decente, honesta, digna, responsable, de cara a la ciudadanía las cosas cambian radicalmente.”

¿Cómo podemos generar oportunidades para la población más necesitada?


“El tema social es el que hoy en día ha pasado a ocupar el primer lugar en las preocupaciones de los colombianos. El país ha hecho avances sin precedentes en el tema de la seguridad, que es la primera condición para el desarrollo y la construcción de bienestar. Pero a partir de ahí se hace prioritario que en las políticas sociales se dé también un gran salto porque eso significa una mayor fortaleza de la sociedad para superar las desigualdades y por esa vía quitarle el oxígeno a los intereses criminales de los violentos de todo tipo.

Para avanzar por ese camino lo primero es reconocer la existencia de situaciones dramáticas, de situaciones inaceptables, de hechos tan contundentes como que el 46% de los colombianos viven por debajo de la línea de la pobreza y de ellos el 18% viven en condiciones de indigencia. Que 17 millones de colombianos y colombianas no pueden satisfacer sus necesidades básicas. Que hay rezagos en términos de equidad y de oportunidades como los que existen alrededor de la calidad de la educación, alrededor del acceso al agua potable y a los servicios públicos de calidad, alrededor del acceso a una salud integral tanto mental como física, alrededor del acceso al deporte y a la recreación como un medio para cultivar el espíritu y alrededor de tantos temas de carácter social en los que todavía estamos en deuda con nuestro país.

Por ejemplo en términos de regiones, cuando en Antioquia podemos estar hablando de un NBI (Necesidades Básicas Insatisfechas) del 20%, en el Chocó es del 80%. Hoy hay seres humanos que no pueden tener un desayuno para poder ir a trabajar o a estudiar, seres humanos que tienen que caminar hasta el sitio donde trabajan o estudian, si es que trabajan o estudian, porque no tienen lo suficiente para pagar un pasaje para transportarse en un medio digno, personas que tienen todavía su esquema de vacunación incompleto, cuando estamos en un siglo donde supuestamente como humanidad hemos superado enfermedades que son de la época medieval; niños y niñas que mueren por enfermedades asociadas a la desnutrición, comunidades excluidas como algunas afrocolombianas, como los pueblos indígenas, donde el acceso a los servicios básicos es prácticamente nulo. Entonces, desde ese punto de vista, un reconocimiento de las condiciones históricas del país, independientemente de tal o cual gobernante o de tal o cual política de gobierno, nos conduce a reconocernos como una sociedad excluyente, como una sociedad que ha sido incapaz de construir en condiciones de equidad.

Frente a esas situaciones dramáticas, nuestra primera tarea es tener un conocimiento preciso y científico de esos hechos. Debemos saber cuáles son las cifras y entender claramente las dimensiones, las raíces y las causas de esas situaciones, sin perder de vista lo que esto significa para la vida de nuestros ciudadanos.

Lo segundo es que tenemos que tener muy claro cuál es la realidad de los recursos y las condiciones que tiene el país para enfrentar estos problemas y cuáles son los tiempos reales para lograr las soluciones. Como parte de la decencia y la ética tenemos que hablarle muy claro al país sobre las metas que en estas materias podemos alcanzar en un período de gobierno. Y debemos también ser capaces de formular las metas de más largo plazo que le permitan al país mantener un rumbo para alcanzar condiciones de dignidad y bienestar para la población más vulnerada.

Muchas veces hemos escuchado candidatos y personas que ocupan puestos públicos o que dirigen organizaciones internacionales, decir que un problema de pobreza extrema podría ser solucionado durante su mandato. Yo creo que el poder transformador de la decencia se refiere también a la necesidad de hablarle al país con la tranquilidad que da la verdad, en términos de los tiempos que se requieren para hacer transformaciones sociales profundas. Pero al mismo tiempo concentrándonos sobre las prioridades y alcanzando logros concretos en los plazos más inmediatos, que nos despejan la ruta de largo plazo hacia una sociedad en condiciones de equidad.

Tenemos el deber de plantear unas soluciones que sean coherentes con nuestro estilo de vida, con las capacidades técnicas, financieras, profesionales y de capital humano consolidado que están disponibles en el país para sacar adelante nuestros programas sociales. De esa manera estamos planeando y actuando sin improvisaciones y acorde con unas posibilidades reales.

Y un tercer punto por medio del cual la decencia puede ayudar a generar mayores oportunidades tiene que ver con la transparencia, con el comportamiento honesto y el uso responsable de los recursos públicos y privados que se manejan en este país, para poder solucionar problemas tan acuciosos como los que estamos hablando. Para eso se requiere, naturalmente y en primer lugar, de una tarea estricta de los organismos de control. Pero lo más importante desde el punto de vista de la construcción de ciudadanía, es contar con unas comunidades atentas al manejo de los recursos, con posibilidad de hacer un escrutinio permanente sobre la forma como se hacen las cosas, y eso genera a demás un resultado adicional que es maravilloso y que se llama participación.

Cuando acudimos a mostrar las cosas como son y de manera transparente, los ciudadanos, las ciudadanas, se animan a participar, a construir, y a estar cercan de sus mandatarios y eso genera una dinámica social que es la sostenibilidad de la democracia como camino para construir sociedad.”